Somos un grupo de siete jóvenes. Estudiantes de la UTP, de la carrera de Ciencias de la Comunicación. Nuestra pasión por la escritura, y por el periodismo en general, nos llevó a crear este espacio con la finalidad de mejorar como futuros profesionales y alcanzarles todo tipo de información desarrollándonos sobre todo en el periodismo interpretativo, el cual amamos.

El nombre del sitio se concluyó luego de una exitante tertulia en el patio de la universidad. Se deriva de la combinación de varios temas importantes en el mundo y en la vida del ser humano, un piqueo de información. Y también de lo reciente o relevante que serán las temáticas a tratar, será noticia caliente.

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lunes, 15 de noviembre de 2010

POESÍA: EL VERSO QUE MATA.

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“A veces el poeta no sabe si coger la hoja de acero, sacar punta a su lápiz y
hacerse un verso o sacarse una vena y hacerse un muerto”. Gloria Fuertes

La poesía es el arte de dibujar los sentimientos con palabras, de introducir un pincel al corazón y pintar tus emociones. Es algo tan bello que enamora y encandila a todo quien admire la vida y tenga sueños. La poesía es algo muy dulce, pero jamás empalaga. La poesía expresa la vida en todos sus aspectos sin el más mínimo tapujo.

La poesía no es palabras y rimas, son sentimientos oriundos del corazón que dejan huellas en otros. Pero al ser sentimientos corren el riesgo de obstruir la cabeza y el raciocinio, y tan solo dejar pasar la calentura, el sentir, el amor, el deseo, la alegría, o la cólera, la lujuria, la desdicha, la depresión. Por lo general son estos últimos los motivos por los cuales los poetas deciden impregnar su celestial momento creativo en un papel bendito, y es por eso que desemboca un gran problema social, el suicidio, con el cual tiene una íntima y cruel relación, la cual lleva su maravilloso sentimiento al borde de un abismo mortal.

Los poetas tienen mucho más riesgo que el resto de la población general de intentar suicidarse, pues son ellos quienes muestran al mundo, en muchas ocasiones, la tristeza, el carácter, las enfermedades, y todo aquello que afecta mentalmente al ser humano. Los poetas sobreviven muchas veces a sus poemas, hasta que el poema lo devora y lo llegue a consumir la depresión temática que lo conduzca a una decisión drástica, mas no fatal…

Tomar un lápiz y ponerse a escribir versos es para los poetas una forma de vivir, un oxígeno, un grito entre tanta basura que existe, es romper esos cristales que encierran la voz y el llanto de su desafortunada alma. Y es que para ser un buen poeta hay que sufrir, o mejor dicho, hay que vivir, porque viviendo se sufre, pero también se aprende. Todas las cosas que pasa un artista busca la manera de hacérselo saber a todo el mundo, de buscar un amigo remoto que lo escuche, y si ese amigo no habla, mucho mejor, porque si le diera un consejo o alguna sugerencia lo atormentaría aún más, pues él sabe lo que debe hacer, sabe la causa, el efecto y la consecuencia que traerá la situación vivida, y que le den un innecesario consejo lo hundiría más en el fango, ese que cada vez lo jala más, ese que se vuelve más espeso con cada trágica caída.

Pero cuando la pluma se seca y no se rompen los cristales, aquella congoja que envuelve al poeta lo trastorna, lo divide. Se produce una confrontación entre la cabeza, que quiere expresar sus miedos y desdichas con el verso, y el corazón que está a punto de rasgarse las arterias y literalmente pegarse un tiro. Es sabido que la parte racional no cuenta mucho, que el corazón del poeta tritura las alas de lucidez del cerebro. Es en este conflicto donde agoniza el verso y con ello la propia vida.

El poeta nace con ese don en los dedos, es por naturaleza artista y debe desarrollar su arte a lo largo de su vida, pero cuando ya no tiene sentimientos que plasmar en su compañero el papel por diversos conflictos, así como nacieron juntos, mueren en su ley. Pues el poeta puede ser loco, pero jamás desleal.

“Soñé que estaba cuerda, me desperté y vi que estaba loca”. Gloria Fuertes

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